Nada más acabar el partido entre Croacia y Escocia con victoria para el equipo entrenado por Dalíc por 3 a 1, Luka Modric se arrodilló y estalló de felicidad puesto que este resultado le daba la clasificación a octavos de final de la Eurocopa a su selección. El jugador del Real Madrid había empezado muy mal la competición europea, paso desapercibido en la derrota de su equipo ante Inglaterra en el primer partido y no pisó el área contraria en el empate contra República Checa.
Pero Modric sigue siendo un mago, cuando parecía que la edad y el físico le podían después de una temporada muy larga debido a la pandemia, apareció cuando Croacia más lo necesitaba. Con empate en el marcado, un resultado que les eliminaba de la Eurocopa, se inventó un golazo con el exterior del pie y después dio la asistencia para que Perisic sentenciaría el partido. Además la derrota de la República Checa le dio el segundo puesto a la selección croata.
La selección de Croacia jugará los octavos de final de la Eurocopa tras vencer este martes a Escocia (3-1) en un partido disputado en Hampden Park de Glasgow, gracias a una actuación antológica de Luka Modric, que resolvió el duelo con un golpeo exquisito con el exterior de su bota, y asistió a Perisic en el tercer y definitivo tanto del choque.
Modric silenció al público escocés. Modric giró el tobillo como sólo él sabe hacerlo y puso el cuero en el fondo de las mallas. Modric volvió a demostrar su jerarquía en el momento justo, cuando deben aparecer las grandes estrellas. El madridista, a sus 35 años, brilló con luz propia después de un partido sobresaliente y culminó con un gol y una asistencia.
Escocia, por su parte, apretó por la historia, llevaba sin jugar una fase final desde 1984, también por su gente y porque estuvo -durante muchos minutos- a un gol de conseguir su primer billete de la historia para octavos de final. Pero Croacia, con más talento y eficacia, supo sacar tajada aunque tuviese que esperar a la segunda mitad para acabar con todas las incógnitas.