En nuestro último análisis sobre Gareth Bale afirmábamos que ni estaba ni se le esperaba... pues bien, el 'Expreso' se ha autoinvitado a la fiesta de la Eurocopa. Habrá que ver si continúa igual, pero frente a Turquía fue el mejor de Gales.
La primera parte del futbolista del Real Madrid fue para que Carlo Ancelotti se emocionase (y mucho). Pleno de confianza, se movió por todo el frente de ataque y vino a recibir atrás como los grandes para tomar el mando de las operaciones.
Aaron Ramsey fue su mejor aliado. Gareth le buscó continuamente llegando a darle tres pases de gol claros. Los tres, de una bellísima factura, dejaron al de la Juventus absolutamente solo ante Cakir, pero no fue hasta el tercero cuando Ramsey consiguió adelantar a los dragones.
Todas las jugadas de ataque de Gales pasaban por sus botas y lo único que le faltó fue el gol. Lanzó los contrataques, disparó, presionó... y forzó un penalti que falló él mismo tirándolo a las nubes. La sombra de Sergio Ramos en las semifinales de la Champions de 2012 apareció, pero eso no empañó el partidazo que completó la estrella blanca.
Ya en la penúltima jugada del partido volvió a tener la ocasión de marcar, pero su disparo con el exterior lo detuvo Cakir, el mejor de los turcos en los 90 minutos. Y en ese mismo córner, jugadón del 'Expreso de Gales' pase atrás y gol de Connors Roberts.
Con los datos en la mano, el partido de Gareth Bale brilla aún más. Es cierto que erró el penalti, pero remató cinco veces, dos de ellas a puerta, y tuvo un 83% de efectividad en pases (74% en campo contrario, una cifra muy buena).
Además, en defensa, recuperó seis balones, con lo que eso supone en cuanto a sacrificio, entrega y compromiso. Es solo un partido y quizá no se pueden lanzar las campanas al vuelo, pero parece que Bale ha renacido. Al acabar, el propio Gareth hizo un corro con sus compañeros y dio un discurso motivador que acabó con los gritos y abrazos de una selección que ya está virtualmente en la siguiente ronda.