Julieta sale al balcón para confesar sus secretos. Romeo escucha cada palabra de su amada, y le confiesa que nada puede alejarle de ella: ni las murallas, ni los parientes, ni las espadas. Si Romeo le declara su amor y le confiesa su miedo de que todo sea tan bonito que sólo pueda ser un sueño, Julieta le tranquiliza al asegurarle que nunca despertarán de él.