Los marqueses de Llanzol coinciden en la fiesta de Nochevieja con el ministro de Exteriores Ramón Serrano Suñer y su mujer. Sonsoles y Serrano casi no pueden disimular su atracción y en el baile se desatan las confidencias. “No hay un solo minuto que no piense en ti, ni delante de Franco, ni siquiera delante de Hitler. Estoy dispuesto a hacer muchas cosas por ti”, le susurraba él.