Violeta, ayudada por su hijo, decide exhumar los restos mortales de su pequeña, supuestamente fallecida al poco de nacer. Pero la tumba está vacía, lo que deja claro que algo sucedió ese día en el paritorio. Sor Herminia no tarda en llamar a la persona que firmó esa defunción, el Doctor Mena, amenazándole con no parar hasta que toda la verdad quede al descubierto.