Cuando Conchita descubre en un periódico que ese mismo día van a enterrar a Mª Dolores, la mujer propietaria de la casa cuna en la que ella vivió durante todo su embarazo, acude cementerio para tratar de encontrar respuestas. Matilde, la que fue su secretaria, niega ser la persona a la que buscan. Conchita y Juan, su marido, pierden las esperanzas de encontrar a su hija.