Conchita tiene muy claro que Doña Dolores, la dueña de la casa en la que estuvo trabajando cuidando de otras jóvenes embarazadas, ha estado involucrada en la desaparición de su bebé. La joven acude a su casa para avisarle de que va a acudir a la policía para denunciarla, amenaza a la que no le da ni la más mínima importancia: "La policía, el alcalde, todo el mundo sabe que hago una gran labor social".