En 1968, treinta años después de pisar España por última vez, la Reina Victoria Eugenia regresaba para asistir al bautizo de su bisnieto. Sin embargo, años después confesaría que se arrepintió de hacerlo. "Fue una debilidad que no me debía haber permitido porque en España reinaba el hombre que tenía a mi hijo en el exilio y tenía que haber sido más solidaria con mi hijo."