"Ingresé a las 5 de la mañana y a las 5 había nacido mi niña en la maternidad de O'donnell, donde yo ya había tenido a otro hijo sin ningún problema. Me pusieron a mi niña encima, una niña preciosa con 3'5 kilos. La llevarona a la habitación y mi marido la estuvo viendo. Cuando mi marido se fue a casa a descansar, la monja vino y se llevó a mi hija para hacerle el reconocimiento médico. A mí me puso una inyección y no me desperté hasta por la tarde. Entre sueños escuché que a la niña se la habían llevado a la incubadora porque tenía frío y nunca más se la dejaron ver a nadie. Al tiempo me dijeron que estaba muerta, supuestamente a causa de un ataque al corazón", nos ha contado esta madre que lleva 33 años buscando a su hija.