Cuando sus padres adoptivos fallecieron, Enrique empezó a buscar a sus orígenes. Las monjas lo separaron de sus padres al nacer porque no estaban casados y lo trasladaron de Bilbao a Huelva. Para Enrique fue fácil localizar a sus hermanos porque el nombre de su madre biológica estaba en su partida de nacimiento. Hace apenas un año, localizó a su madre biológica y a sus hermanos. Desde entonces, Enrique y Carolina son inseparables.