La compleja vida de Ana se apaga inesperadamente cuando, tras la enésima discusión con su amante, se dirige a la estación, donde se suicida lanzándose a las vías del tren. Tras la tragedia, el conde Vronsky decide ir al frente donde espera poder mitigar el dolor que le embarga. Sumamente afligidos por la muerte de Ana, Karenin y Seryozha prosiguen la vida junto a Annoushka, la hija de Ana y de su amor imposible.