A pesar de estar casada con Aleksei Karenin, un importante y respetado político, Anna no se siente amada. Siempre pensó que su enlace concertado culminaría en un matrimonio por amor, pero su esposo, completamente volcado en su trabajo, nunca ha luchado por hacer realidad su sueño.
A medida que inicia su romance con Vronsky, Anna sufre una metamorfosis: tras haber refrenado sus deseos y emociones durante años, se deja llevar por una irrefrenable pasión que le lleva a abandonar a su esposo y a desafiar los estrictos convencionalismos sociales de la época. Su apasionada relación extraconyugal con el seductor oficial le obligará a renunciar a su adorado hijo Seryozha mientras que disfrutar del amor de Vronsky se convertirá en la principal prioridad de su vida.
Tras las humillación sufrida, Kitty decide emprender una etapa que le hará madurar trabajando como enfermera en un hospital militar alemán. Cuando la joven regresa a la capital rusa, se siente preparada para afrontar una nueva vida.