La semana pasada, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo condenó a España a pagar 26.000 euros a una Testigo de Jehová que recibió sangre sin su consentimiento y que la consiguió salvar. De hecho, la propia confesión recurrió en su nombre y la justicia les ha dado la razón. En ‘La Verdad de’ conoceremos la opinión de la letrada Gema Calahorra, quien participó en el caso de Marcos, un niño que pertenecía a la congregación religiosa y que perdió la vida tras no aceptar una transfusión.
La letrada, tras recordar como fue el caso de Marcos, ofrece su opinión sobre la sentencia que dictó el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo de la semana pasada. La abogada afirma ser un hecho diferente al tratarse de una persona mayor de edad. “Aquí estamos hablando de una persona adulta, una persona que parece que deja claro su deseo de que no se le ponga ninguna transfusión y esa negativa parece que deja por escrito. Es un dato importante el consentimiento que ha dado y que sea consciente de que lo ha dado”.
Además, Gema Calahorra también compara el caso de la semana pasada sobre el de Marcos si esta hubiera entrado en coma al hospital: “Si no tuviera conciencia o en el caso de menores, está claro que prima el derecho a la vida por encima de todo”.
Tras la aparición de Gema Calahorra en ‘La Verdad de’, Soraya Nárez, exmiembro de los Testigos de Jehová, explica al resto de colaboradores por qué no se puede recibir sangre de otras personas desde el punto de vista de la congregación religiosa: “No se puede aceptar ninguna sangre porque es el símbolo de vida. Ni si quiera se puede comer morcilla”.
Soraya también recuerda a todos los colaboradores lo que ocurre si no obedeces las normas de la congregación religiosa: “Un adulto que decide un tratamiento, independientemente sean razones religiosas o porque él lo quiera, es un adulto. Sin embargo, ¿es libre? Porque dentro de la organización de los Testigos de Jehová, si aceptas sangre, tendrás un interrogatorio. Y en el caso de decir “no me arrepiento”, serás expulsado”.