La cueva de Altamira fue un hallazgo científico resultado de un trabajo de investigación arqueológica. Las pinturas que alberga fueron realizadas entre hace 36.000 y hace 13.000 años, a lo largo de todo el Paleolítico superior. Este importantísimo hallazgo y estudio científico fue la gran aportación de Marcelino Sanz de Sautuola que publicó el estudio de su hallazgo en 1880. Se llevaba a su hija María Justina, de ocho años, en sus excursiones científicas. Fue esta niña, la que quizá aburrida de ver a su padre excavando en el suelo sacando huesos rotos y piedras raras, se adentró unos metros más con su propio farol, levantó la mirada y vio las pinturas: “Papá, bueyes”, dijo literalmente. Descubre la fascinante historia de esta cueva de la mano de Tadeo.