Un buen jamoncito con pa amb tomàquet
Empecemos por el principio, por la génesis del concepto mismo de unión: coges un pan de payés del Ampurdá, un poquito de aceite de oliva del mismo Jaén y unos tomates de la huerta de Guernica y aquello es invencible, incuestionable, inenarrable.
De cañas, txakolí o chupito de ratafía
Las palabras de amor más excelsas y los abrazos de amistad más sinceros nacen al calor de unas buenas uvas verdes hondarribi pisadas al estilo del caserío, una espectacular cebada Cruz Campo o un ratafía gironí. ¡Brindar es vivir!
Los bares, qué lugares
Ya dijo Sócrates que solo sé que no se nada y que el diálogo es la clave del conocimiento, así que ¡reunámonos! ¡Hablemos! ¡Quedemos en la Barceloneta o en el casco viejo o en Triana! ¡La primera la paga Renfe!
¿Y un bailecito?
Agarrao o no, sentir al otro es un ‘must’. Al final todos buscamos excusas para acercarnos. Déjate mirar haciendo de chistulari en un aurresku, dale la mano a esa chica que te gusta aprovechando una sardana en la plaza mayor o zapatea en la feria cogiendo y dejando la manzana.
Paseo al atardecer
Grandes creadores aseguran haber imaginado sus novelas o sus canciones mientras paseaban. Por la ría hasta el Guggenheim, a la sombra en el Maria Luisa o sorteando dragones por el parque Güell, no hay nada mejor que poner un paso detrás del otro para bajar revoluciones por segundo.
La música, el lenguaje universal
Miles de personas laten cada año al ritmo de una clave de sol. Da igual el género, el tempo, los acordes. Prueba de ello es el Festival del Cante de las Minas, el BBK o el Sonar. Siete notas han unido más a la humanidad que todas las ententes cordiales de la historia juntas.
Los flequillos
Pocas cosas son tan de uno como ese pequeño pedazo de territorio. ¡Así que quitémonos los prejuicios! ¡Riámonos de nosotros mismos! Cambiémonos la forma, la consistencia, la pegajosidad de nuestro flequillo. Probemos a recortarlo a lo Amaya, repeinarlo a lo 'señorito andaluz' como Rafa o a engominarlo de punta con barba hípster a lo Pol. Será sin duda un paso definitivo para ponernos en el lugar del otro.
Tu tren, tu Renfe
Pero nada de esto sería posible sin un tren que nos uniese de verdad. Que recortase el tiempo, que minimizase los kilómetros. Renfe hará posible que estés cerca de los tuyos. Que puedas disfrutar de los pequeños picos de felicidad de la vida, que te abraces, que bailes. Te ayudamos con la distancia del mapa para que tú puedas encargarte de la otra, de la invisible.