El Maestro Joao ganó un cubo de pollo y se le ‘montó un pollo’ en el estómago. Terminó vomitando en la orilla de la playa y con mareos. Raquel fue la única que se dio cuenta y le estuvo ayudando a pasar el duro trago. Y es que siempre se ha dicho que tanto pollo nunca fue bueno.