Romina se preguntó qué pasaría si Saray mostrara su verdadera cara y dejaba caer que podría iniciar un peligroso juego con su compañera para llevarla al límite. Y así fue. Comenzó por soltar comentarios sobre su marido, y poco después confesó al Maestro Joao: “Mi objetivo en este concurso es lograr que las dos me quieran pegar”. Y el juego comenzó. Saray comenzó a ponerse nerviosa y Romina continuó creciéndose.