José Antonio Avilés se levantó con la obsesión de conseguir un gran tronco atrapado en plena pendiente y hasta que no lo consiguió, no paró. Para ello necesitó la ayuda de Rocío Flores que también puso de su parte para conseguir la gesta.
“Nos ha costado mucho trabajo, más trabajo que los reyes Magos el 5 de enero por la noche”, bromeaba Avilés.
La que no terminó para mucha broma fue Rocío Flores que, tras ayudar a José Antonio a bajar el tronco, se sintió indispuesta y se tuvo que tumbar en la esterilla. “Tengo ganas de llorar, te lo juro”, le confesaba a Barranco visiblemente afectada.