Raquel y María Jesús esperaban con los ojos tapados tras las hojas de palmera y el laberinto de cuerdas ansiando que al otro lado hubiera comida. Cuando Jorge Javier les dijo que les esperaba "una grata sorpresa", lo dieron por hecho, pero no... nada de eso, al otro lado estaba Alejandro Albalá. Al que Mª Jesús no conocía y a Raquel le costó reconcer. Un cuadro y ¡sin comida!