Mónica Hoyos recibió en Honduras la visita de Marita, su hermana. Pero esta estaba encerrada en una jaula con tres candados. Para abrirlos, Mónica debía escoger qué comer entre un menú de lo más variopinto: desde profiteroles hasta 'vómito de caballo'. Cada plato contenía un número de llaves que la superviviente podría utilizar. Mónica estaba dispuesta a todo y acabó comiendo el 'vómito' y grillos.