Para disputar la prueba de recompensa, los supervivientes se han enganchado a una serie de cuerdas entrelazadas al rededor de un palo de madera. Los concursantes debían coordinarse para moverse correctamente y conseguir deshacer la trenza con el fin de obtener una llave. Los siervos han comenzado el juego con ventaja pero Cristian Suescun y Rocío Flores han terminado enganchando sus cuerdas dando así la ventaja a sus contrincantes.
La recompensa para los mortales era una pata de cerdo que podían degustar utilizando exclusivamente la boca. Como la comida ha sobrado Lara Álvarez ha dejado que los siervos comiesen de las sobras durante treinta segundos. Jorge Pérez ha mordido el alimento con tanta ansía que ha dado un buen susto a sus compañeros al atragantarse mientras comía.