Elena ha encontrado en la pesca un instrumento para despejarse y salir adelante después de tantos días en Honduras. Además, su felicidad aumenta al ver que Barranco hace fuego cada dos por tres.
“Creo que estoy perdiendo la cabeza y lo que no sé es cómo la voy a recuperar”, decía mientras gritaba de alegría viendo los peces que había pescado.
“¡Qué se prepare España que Elena yo no es la misma!”, comentaba entre risas la madre de Adara y preparando el “banquete” que iba a disfrutar.