“Buenos día bombón, date un paseíto que te veamos ese culito”, le decía Elena a Barranco nada más despertarse. El superviviente tenía que ir tres días vestidos únicamente con un taparrabos para cachondeo de sus compañeros.
“Deléitanos, danos de desayunar. Con esa rajilla que está hecha para aparcar las bicicletas de frente, ese culillo que tienes que parece un pimiento del piquillo esmirriado. Ese salami semidesnatado”, bromeaba Yiya todavía recostada en la esterilla.
”Vamos Adán, enséñanos el paraíso”, se suma Jorge a las bromas de sus compañeras. “Y qué pedazo de hoja ha hecho falta para taparlo todo”, decía Elena aunque Yiya ponía en duda los atributos de su compañero: “Yo creo que con una caracola hubiese bastado”.
Pero la incomodidad de ir vestido tan solo con una hoja tapando sus partes, no le ha impedido a Barranco hacer fuego en pocos minutos para sorpresa y alegría de sus compañeros.
“El hacer fuego con esta indumentaria creo que debe ser la nueva modalidad, a ver si lo pongo de moda y por lo menos nos echamos unas risas desde España”, comentaba Barranco orgulloso de su gesta.