La confesión más dura de Abraham García: "Quiero que mis padres se puedan sentar conmigo el día de mi cumpleaños"

Antes de abandonar la isla, Abraham García dio su entrevista más sincera a nuestra compañera de 'Supervivientes All Stars'. El expulsado habló como nunca sobre cómo le había afectado el reality, los sentimientos que había tenido durante la convivencia y las heridas que se lleva a casa tras su aventura.

Al comenzar la entrevista, el tercer expulsado no puede esconder sus "heridas de guerra". Abraham es consciente de todo lo que están sufriendo sus compañeros y para hacérselo saber a la audiencia muestra a cámara en qué estado ha quedado su cuerpo: "Mira, todavía me pica todo el cuerpo, estoy todo el rato rascándome. Mira todas las heridas y cicatrices que tengo...".

"Todavía me meto en la ducha y me sale mierda, mira toda la piel muerta que tengo... me rasco y se me quedan negras las uñas", confiesa el exconcursante tras su segundo paso por Honduras. Después, comenta que "siempre quedan secuelas, al llegar a Madrid algunas todavía se ven. Hay picaduras que desaparecen, pero hay cicatrices que no van a desaparecer durante mucho tiempo....".

Su debilidad mental en la isla: la separación de sus padres

En cuanto a nivel mental, Abraham explica que es un concurso donde "pierdes muchas de las cosas memorizadas que tienes en la cabeza" y que, por supuesto, hace a los concursantes pensar en su vida en España: "Te hace valorar diez veces más las cosas de lo que las valoras, vivir esta experiencia es encontrarte contigo mismo, te hace valorar muchísimo lo que tienes en España y a disfrutar un poco más de la vida".

Una de las cosas que más ha emocionado a Abraham durante su paso por la isla ha sido recordar a su familia. En esto, el exconcursante se confiesa: "La última vez que vine había sufrido la separación de mis padres, pensé que no me había afectado, estaba todo tan reciente que me veía en medio y lo único que quería era irme y salir de esa burbuja".

"Cuando estuve aquí, lo que quería era salir, apartarme e irme lo más lejos posible. Ahora, 10 años después, con 33 años que tengo, llego aquí y veo que lo que me comía por dentro era eso, había estado intentando enterrarlo y no lo tenía que haber hecho ni salir corriendo", sentenica ante nuestra compañera. Por último, sobre este aspecto, confiesa: "El mayor premio que tengo en esta edición, más que ganar, es sentir que lo que quiero y deseo es que mis padres se puedan sentar conmigo el día de mi cumpleaños, junto a mi hermana, mis sobrinas, disfrutar en familia y reirnos como algún día fuimos felices".