Alma Bollo se abre como nunca antes sobre su padre en 'El puente de las emociones': "No consigo perdonar que me abandonase"
Alma Bollo se ha enfrentado a los escalones más complicados de 'Supervivientes'
La superviviente se ha sincerado y ha abierto su corazón hablando de todo aquello que ha marcado su vida
Ver 'Supervivientes: Tierra de Nadie 14' (06/06/23), online y completo en Telecinco
El ya conocido 'Puente de las emociones' ha vuelto a 'Supervivientes' en la nueva gala de 'Tierra de Nadie' con Carlos Sobera. Esta vez ha sido Alma quien se ha enfrentado a los escalones más complicados del programa.
Infancia, soledad, culpa... La hija de Raquel Bollo se ha sincerado como nunca antes al pisar cada una de las palabras que contenían las tablillas. Al final del camino, Laura Madrueño, escuchando su historia y esperando para darle un reconfortante abrazo.
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Infancia
El primer escalón contenía la palabra 'infancia': “Desde que tengo uso de razón mi infancia solo recuerdo a los tres pilares de mi vida, que son mi madre, mi abuelo y mi abuela", comenzaba. "A pesar de todas las adversidades, nunca he sido una niña infeliz, he sido muy feliz, he tenido todo lo que he querido y más, han luchado por mí todo lo que han podido y más".
La superviviente, además, ha desvelado cuál ha sido la clave para convertirse en la mujer que es hoy en día: "Una infancia que todo el mundo desearía, he reído, he luchado, me han dejado ser, siempre me han dejado ser. Maravillosa, rodeada de amor".
Soledad
La siguiente palabra a la que se enfrentaba era 'soledad'. Ella misma avanzaba desde la infancia hasta la soledad hilando una con otra: "Conforme iba creciendo, ya en la adolescencia, doy un paso para introducirme en la soledad. Me iba dando más cuenta de las cosas que faltaban en mi vida, por ejemplo, una figura paterna. Esa soledad no se supera, aprendes a vivir con ella".
Pero ese no ha sido el único motivo que ha hecho que la superviviente se sintiera sola. Alma ha recordado otra etapa de su vida en la que la soledad se apoderó de ella: "Con 19 años me quedo embarazada y mi madre no quiere eso para mí. Ella me dice que ella no es ejemplo de nada, que no siga sus pasos. Yo me encuentro en esa soledad donde nadie me comprende, donde nadie entiende que no puedo tomar esa decisión de dar marcha atrás porque está por encima de mis sentimientos".
"Vuelvo a luchar con mi soledad. Me voy lejos de mi familia y noto mucha más soledad. Cuando volví, me recibieron con los brazos abiertos", finalizaba antes de avanzar hacia la 'culpa'.
Culpa
Alma trataba de continuar y hacía repetidas pausas para cumplir su objetivo de no llorar: "La culpa es algo que me ha atormentado bastante. No me considero una persona mala pero he sido muy complicada. Mi adolescencia no ha sido fácil. He hecho sufrir mucho a mis abuelos con mis contestaciones, desobediencia… Menos mal que era buena estudiante".
"He hecho sufrir mucho a mi madre y le he hecho sentir muy culpable. Mi madre se pasaba mucho tiempo fuera de casa trabajando para darnos lo mejor y yo le decía que ella ni me conocía, que ni si quiera nos había criado. No se lo merecía. Yo soy madre y yo llevo tres meses sin ver a mi hija por darle lo mejor".
Perdón
Aprovechaba entonces para dar un nuevo paso al frente y disculparse por ello: "Le pido perdón a ella, a mis abuelos, a mi hermano. A todo el mundo al que he machacado, no he sabido estar a la altura en muchas situaciones. Ellos se merecen el mayor perdón del mundo".
Pero el perdón también englobaba para ella otra situación: Alma esperaba poder perdonar a su padre durante esta experiencia pero no ha sido posible: "Yo no consigo perdonar a esa persona. No consigo perdonar lo que le hizo pasar a mi madre, lo que le hizo pasar a mi hermano, ni lo que me hizo a mi. No consigo perdonar que me abandonase, que nunca tuviese una explicación. Es algo que no consigo perdonar y me atormenta muchísimo. Tengo que dejar que fluya y que el perdón llegue cuando mi corazón así lo crea".
Escalón en blanco
Por último, Alma se enfrentaba a un último escalón, pero estaba en blanco. Laura Madrueño le ha dado la oportunidad de utilizarlo para lo que ella misma considerara: "Este escalón me lo dedico a mí y a todas las personas que se han encontrado en mi situación. Me lo dedico como luchadora. Soy muy luchadora en todo, en mis estudios, en mi vida, con mi hija... Espero que eso sea lo que se esté viendo de mí, lo valiente que soy. Lo intento y no desvanezco, sigo luchando, ese es el lema de vida que mis abuelos y mi madre me han enseñado siempre".