Un mes más tarde, Labrador ha podido vrese reflejado en un espejo y, además, ha tenido la ocasión de poder llamar a su madre. "Me veo muy guapete, parezco un chaval", dice Labrador, que se emociona al volvre a tumbrase sobre una cama. "La llamada se la he hecho a la personal que más amo en esta vida que es mi madre", cuenta.