Los supervivientes de Cayo Paloma se encuentran mejor que nunca. Su nuevo refugio en Cayo Menor se ha convertido en un paraíso del que no se quieren marchar. Por la mañana han desayunado paté, pera en almíbar, pan y galletas. Pero por si no era suficiente, también han almorzado unas bandejas con arroz, plátano y otros alimentos.