Unos cortauñas, un peine, unas pinzas de depilar, un vale por una llamada de teléfono, una ducha de agua dulce, una navaja… era algunos de los premios a los que obtaban los supervivientes de Playa Uva si encontraban las diez piedras sumergidas en el mar. Al final, reinó la solidaridad y varios de ellos cedieron sus premios a otros supervivientes, como el caso de Tony, que cedió la llamada de teléfono a Diego Matamoros para que pudiera hablar con su novia.