Después de una semana viviendo sobre la estructura de 12 metros cuadrados solo, Rafa Lomana tiene ahora compañía. El superviviente reconoce que se siente a gusto con la llegada de Leo: "creo que es una buena persona y una buena compañera de viaje para esta semana". El hambre es la primera preocupación: "si no racionamos, estamos muertos", comenta Rafa. Por su parte, Leo cree que el reto del palafito es mental y confiesa que "hasta ahora ha bloqueado sus emociones" y quiere abrise a esos sentimientos para disfrutar la experiencia.