"He demostrado lo que tenía que demostrar, pero mi prioridad ahora es otra", dice Pascual, días después de su expulsión y antes de regresar a España, que asegura que en la isla ha valorado lo que tenía: "El orgullo y el rencor sólo valen para amargarte la vida. Recordaba los momentos que iba a pescar con mi padre y detalles también con mi madre y quiero arreglar las cosas con ellos".