Los narcotraficantes tienen tomado Peñafría. Además, han realizado una toma de rehenes, puesto que un dinero de una transacción importante que iban a hacer en medio de la boda de Arsacio y Damaris ha desaparecido. Pero comienzan a suceder una serie de cosas que ralentizan todo el proceso y lo más importante: el dinero sigue sin aparecer.
Y es que Martín recibe un mensaje en el móvil (concretamente en un grupo de WhatsApp que se hace a raíz de la toma de rehenes) en donde se da cuenta que... ¡Cristina está de parto! "¡Por favor secuestrador!", grita la pareja de Cristina levantándose rápidamente y yendo hacia donde está su mujer viviendo este importante momento en medio de la agónica situación en la que se encontraban.
Mientras tanto, otro momentazo tiene lugar cuando Amaya le grita a Juanjo que quiere estar con él. ¡Y todo esto en medio de la toma de rehenes! "Ahora la otra", señala Juanjo tras decir que es el único al que le importa morir y que "todo el mundo está con el móvil". "¡Amaya, que te den, se acabó", grita Juanjo. "¡'Gordi' escúchame por favor!", grita Amaya.
Mientras Cristina está de parto, Martín entra a la habitación donde está y le pide permiso a un secuestrador: este se lo concede. Y no solo eso, si no que desde arriba le dan órdenes de mano dura pero este acaba mareándose de toda la situación que está viviendo tan surrealista. "¡Último empujón!", grita mientras tanto Martín. Arsacio sigue a lo suyo e intenta negociar con los capos para que no disparen. Aún así, parece un poco difícil que estos se pongan de acuerdo en disparar, puesto que nadie quiere ni se atreve a dar el paso... una situación un tanto surrealista solo posible en Peñafría.