Las chicas han tenido que volver al lugar del crimen, bueno donde lo han ocultado porque Mayte cometió un pequeño error: se dejó el móvil de Elvira ahí. “¿A quién se le ocurre tirar el móvil por favor? Es una prueba crucial, es de primero de criminología”, le dice Lourdes mientras buscan el teléfono de la muerta en los terrenos de sus suegros.

Tienen que encontrarlo como sea, porque si no la policía lo puede rastrear y llegar al cadáver. Así que deciden cavar donde la han enterrado pero de repente no está donde tenía que estar: “¿Pero cómo se puede perder una muerta dos veces?”, chilla Mayte desesperada. Pues sí que se puede perder porque ahí no está. Y de repente… aparece la suegra.

Remedios se ha llevado una gran alegría al ver a Lourdes, se siente muy sola en esa casa, su marido no la hace ni caso… llegaron a la finca hace cosa de un mes porque tienen una plaga de conejos que están arrasando los terrenos. Cuando ya estaban a punto de irse, el perro llegó corriendo con algo en la boca… ¡con el brazo de la muerta! DIOS. ¿Y ahora qué? Lourdes decide quedarse en la casa para ayudar a su suegra con los conejos (y así intenta encontrar a Elvira).

Lourdes va a acabar desesperada porque se va a quedar todo el día cavando… pero sin éxito. Y es que Elvira sigue sin aparecer por ningún sitio. “Hay que andarse con ojo con lo que se mete bajo tierra porque al final siempre acaba saliendo”, le dice Remedios a Lourdes, ella no quiere que le dé ningún tipo de explicación, porque las mujeres están para ayudarse unas a otras (y si hay muertas por medio, mucho más). Solo una cosa le dice: “La chica no era manca porque es que creo que he perdido un brazo”, le dice.