Amparo es una abuela, portera, con el azúcar por las nubes y con un marido en estado vegetal. No se corta un pelo y es capaz de todo: “Si hay que arrastrar un cadáver por un callejón oscuro… pues de perdidos al río”. Amante del olor de la lejía, no tiene ningún reparo en remangarse y ayudar a sus amigas del AMPA para no dejar rastro del asesinato.