"Hubo un asesinato en la calle y descubrieron que había tres cuerpos enterrados en el jardín. Cuando compré la casa había dos edificios, tiramos uno e hicimos el jardín. El agua estaba tan mal que no podíamos hacer ni piscina", ha contado Sandoval. "Pero ya me da igual, esa casa está maldita, pero como ya no es mía me da igual".