“A Álvaro no lo conocía de nada. Cuando entramos empezamos a hablar los dos, pero también Úrsula, porque la misma relación que tenía conmigo la tenía con ella. Los tres sabíamos que él iba a ser capataz más de una vez y nos iba a subir a la habitación cada vez a una. Nos jugamos a los chinos quién subía primero y gané yo, por eso subí yo primero y luego Úrsula. Álvaro es un señor, me ha protegido muchísimo, pero nada más”.