Nada más empezar la entrevista, Marisa Medina ha reconocido que no le quedan más que dos años de vida. Asumiendo este diagnóstico, ha comentado que quiere que la recuerden como una persona "de gran vitalidad y que luchó hasta el final".
Aunque ha deslizado un mensaje para las malas lenguas que sostienen que su cáncer se debe a los excesos que cometió en el pasado: "No tiene nada que ver con mi enfermedad, los hospitales están niños de niños con cáncer, los curas y las monjas se mueren de cáncer..."
En esta trágica situación que está atravesando, ha asegurado que sus hijas son su mayor apoyo y que le ayudan a "sobrellevar la situación", ya que por el momento se está plantando si someterse o no a un tratamiento de quimioterapia.
La época de las drogas
Sobre sus adicciones del pasado, Marisa le ha reconocido a Jorge Javier que hay que "asumir las consecuencias de lo que se ha hecho". Pero que lo que más le costó dejar no fueron drogas o alcohol, sino el juego: "He sido ludópata. Me jugué mucho dinero, no sabía vivir sin estar jugando".
No obstante, totalmente recuperada de estos problemas, Marisa ha explicado que lo mejor que hay en la vida son los amigos: "Ahora he descubierto el valor y la calidad de los amigos", . También ha señalado que en otra vida le gustaría encontrarse con sus hijas y sus nietos. a los que ha dedicado una emotiva poesía en directo
Dos años de vida
Con respecto al difícil trago que ha supuesto para ella una entrevista de esta naturaleza, ha afirmado que no llega a creerselo:
"Mi sensación es surrealista, a veces creo que estoy hablando de otra persona, no de mí misma. Venir a 'Sálvame Deluxe' a decir que me voy a morir dentro de dos años parece que hablo de otro, pero me da una congoja. Puede que sea una coraza que me pongo yo misma".
Aunque se encuentra feliz de tener la posibilidad de despedirse de todo el mundo y "no dejarse en el tintero", además de perderse el peor tramo de la vejez, según ha revelado antes de despedir el programa, sustituyendo a Jorge Javier, con su incomparable estilo.