Kiko Matamoros: "Coto cortejó a Makoke, ella me eligió a mí y él jamás supo aceptarlo"

TELECINCO.ES 19/02/2011 04:06

Kiko Matamoros entró en 'La Caja Deluxe' "con muchas ganas de vivir la experiencia". La primera imagen que vio fue la de una nube negra, algo que no dudó en denominar como "el futuro que espero que tarde en llegar", refiriéndose a la enfermedad ocular que sufre desde hace un tiempo. Pero esta nube negra tiene mucho más significado, según Kiko, era un sueño que se repitió infinidad de noches durante su infancia:

"De pequeño tenía un sueño recurrente y molesto, una especie de nube que giraba a gran velocidad y se me acercaba con un ruido molesto, iba y venía hasta que me despertaba. No tengo explicación, era demasiado inmaduro, muy pequeño, era una pesadilla que soporté hasta los doce o trece años".

La infancia de Matamoros, según sus propias palabras, no fue nada fácil: "Viví momentos de felicidad, pero también de mucha inseguridad, de temores y de no sentirme especialmente querido. Creo que en mi vida, o en la de todo el mundo, la infancia es muy complicada y, a veces, eres receptor de daños no causados con voluntariedad por quien te los hace".

Esos daños venían de su progenitor: "Tenía una serie de carencias afectivas, pero debido a la época que viví y a la educación, eso crea inseguridades. Fundamentalmente me refiero a mi padre. Era un hombre duro, especialmente duro con mi hermano gemelo y conmigo. Quizás mi hermano gemelo recibió un trato más duro porque yo era más hábil a la hora de escurrirme".

Para Kiko, su padre no era el único enemigo con el que convivía, su hermano mayor y su hermano pequeño también fueron durante muchos años sus rivales. "Mi hermano mayor era posiblemente el más querido, la relación con él no era fácil, le veíamos como un enemigo, como un ejemplo odioso. El menor, como que pasaba por ahí, era gordito, pero luego era exageradamente fuerte, pero era el Sancho Panza de mi hermano mayor. Por eso había dos equipos, mi gemelo y yo y ellos dos, con los que estábamos todo el día pegándonos, aunque ganábamos nosotros porque teníamos más mala leche", contó Kiko.

De quien sí tiene un recuerdo maravilloso es de su madre, su mayor debilidad y su protectora durante muchos años: "Mi madre era buena, bondadosa, cariñosa. La dureza de mi padre la vivía, como decían entonces, con resignación cristiana. El hombre decidía como se acometían las cuestiones importantes en la familia y la mujer estaba sometida al dictado del hombre y se encargaba de llevar las cuestiones domésticas, no tenían capacidad de decisión en nada".

La llave del miedo

Matamoros, en su infancia, vivía aterrado por el momento en que su padre llegaba a casa, vivía el momento en el que escuchaba como metía la llave en la cerradura y entraba en casa con terror: "Se abría una puerta y se cerraba otra, representa la llegada de mi padre a mi casa. Se acababa la alegría, se acababa todo. Sentía miedo, pero me lo comía, ¿qué iba a hacer? Mi madre estaba en medio siempre, pero no se lo podía decir. Cuando jugábamos estábamos al calor de nuestra madre, pero él llegaba y nos reprochaba cualquier cosa, los ruidos, o yo qué sé. En cualquier caso, el problema no era simplemente que pudieras recibir una agresión, era saber que desde ese momento las cosas cambiaban y estabas sometido a un régimen distinto al que estabas disfrutando".

Este miedo no tardó en convertirse en auténtico odio hacia su padre: "Con mi hermano gemelo hablábamos de odio. Me sentía odiado por mi padre y yo odiaba a mi padre. Era así, porque él concebía la vida así, no como un valle de lágrimas, pero sí como un esfuerzo, como que había que pagar por todo y para todo. Hacía elogio del hedonismo, era muy poco lúdico y muy amante del sacrificio".

Los malos recuerdos del "Cara al sol"

"Siento mucho rechazo al escuchar el 'Cara al sol', a lo mejor hay alguien que no le da importancia, pero yo estoy viendo a una criatura absolutamente vulnerable a la que se le inyectaba un odio asqueroso hacia la mitad de sus congéneres y se le llenaba la cabeza de ideologías sectarias. Lo que yo viví no se lo deseo a nadie", confesó Kiko.

Ahora, con la madurez y la sabiduría que dan los años y la experiencia, Kiko mandó un mensaje a aquel niño temeroso y débil que fue en su infancia: "Que puede estar orgulloso de haber sobrevivido a aquello que estaba pasando. Yo viví un trauma por culpa de la religión, así que enhorabuena por haberlo superado. Le diría, tranquilo y supéralo".

El triste final de su relación con su hermano Coto Matamoros

Matamoros aseguró en 'La Caja Deluxe' que una de sus mayores inseguridades es el miedo a no sentirse querido, "en definitiva, todos queremos que nos quieran y cuanto más, mejor, y si a lo mejor no te has sentido así en la infancia, pues eso te puede marcar siempre". Aunque también reconoció que siempre ha tenido grandes apoyos en los que refugiarse y tomar impulso para seguir adelante, uno de ellos fue durante muchos años su hermano gemelo, Coto:

"Me apoyé mucho en mi madre, cuando pude, era la persona con la que más me confesaba, ahora con Makoke y con algún amigo. Con mi hermano estuve muy unido hasta que se rompió la relación. Ha sido con la persona que más sinceramente me he comunicado. Uno era el bastón del otro. Me da pena que la relación haya acabado como ha acabado, pero creo que ha sido lo más higiénico. Ahora no sé con certeza donde está, me han dicho que en Zaragoza, pero hace más de seis años que no hablo con él".

La rivalidad de Kiko y Coto surgió incluso antes de que ambos nacieran: "Coto nació cinco minutos antes que yo. Mi nacimiento fue traumático, porque él me venía ahogando, me venía asfixiando con un brazo y necesité oxígeno cuando vi la luz. Sobreviví luchando. Mi madre no sabía que traía gemelos. Sintió una sorpresa enorme, mucha alegría y después preocupación, porque los tiempos no eran fáciles. Mi padre, quiero suponer que sintió alegría también".

Durante muchos años, la relación entre los hermanos fue tan estrecha que incluso tuvieron experiencias telepáticas: "Efectivamente eres uña y carne, a veces te duele más su dolor que a él mismo. Yo he tenido experiencias telepáticas con mi hermano. Desde pequeñitos, empezamos a hablar y decíamos lo mismo, empezábamos a cantar y cantaríamos lo mismo. Él tuvo un problema cuando estaba haciendo el servicio militar y esa noche me desvelé y supe que había tenido un problema. Efectivamente, me llamaron y me dijeron que iba a ser ingresado en las prisiones militares por haber agredido a un cabo".

Esta bonita relación no duró toda la vida, pronto llegaron los primeros piques y los primeros roces, que terminaron creando un odio profundo entre los hermanos y cuyo punto de inflexión nació cuando Makoke, su actual esposa, rechazó a Coto y lo eligió a él. "Ahora ya no me da ninguna pena. Él no ha sabido perder, no ha sabido entender que una mujer tiene derecho a enamorarse de quien quiera, unas veces se gana y otras se pierde, lo que hay que saber es encajar un poquito la derrota y no hacer responsable a los demás de ella. Tratándose de mi mujer es lógico que le hubiera gustado, aunque no fuera gemelo. Él ha sido brillante en unas cosas y yo en otras, pero eso no debe marcar una relación, sino asumirlo y no tener sentimiento de venganza por algo que yo no hubiera hecho nunca. Lo que ocurrió es que él cortejaba a Makoke y ella me eligió a mí y Coto no supo aceptarlo".

Kiko Matamoros no pudo evitar esbozar una sonrisa al ver una de las más duras peleas televisadas que tuvo con su hermano Coto, pero según aseguró, esta sonrisa no tenía ni un ápice de alegría, sino todo lo contrario. "Es una sonrisa de pena, porque lo he visto caerse y porque sé que lleva una carga muy dura en la espalda por lo que vivimos de pequeños y lo que ha llevado de mayor. Es muy difícil sobrevivir a cosas que ha vivido, como la cárcel o las drogas. No siento pena de no poder ayudarle, porque lo he intentado y me ha pagado de la peor manera que ha podido. No tiene relación con nadie de la familia. Está emocionalmente desvinculado de cualquier lazo familiar. Podría echar de menos la persona con la que tenía un entendimiento, pero actualmente no. Me sentaría a hablar con él, pero con mucha distancia, si realmente se quisiera curar, le ayudaría, pero no podría volver a sentir la conexión que tuvimos, porque está absolutamente rota", contó Matamoros con lágrimas en los ojos.

El campanario de Becerril de la Sierra

"Ese lugar me lleva a tiempos muy bonitos y a otros no tanto. Son recuerdos de infancia y juventud, de vivir la libertad de la calle y los amigotes. Lo que allí hacía era transgredir todo lo que podía y sobre todo comunicarme, querer y ser querido. Allí están mis primeros amores de verano.

Transgredir era hacer todo lo que no se podía hacer, gamberradas, romper farolas, pintar los coches y mil historias. De esa época tengo muy buenos recuerdos de amigos, de colarte en los cines para ver películas para mayores. Allí me dejaban toda la libertad, íbamos a casa a comer y a dormir, lo demás era estar en la calle, haciendo deporte o tirándonos pedradas o ir a guateques. Allí empezábamos a salir con chicas, a jugar a la botella, a robar un beso aunque fuera con trampas, eso se me daba bien".

El recuerdo de su gran amiga Carmina Ordóñez

Otro de los motivos por los que rompió su vínculo con su hermano Coto fue por unas duras declaraciones que hizo el día que murió Carmen Ordóñez: "El día que fallece Carmina Coto hizo unas declaraciones en televisión que me parecieron sucias. Dijo que el motivo de la muerte de Carmen fueron las drogas. No creo que fuera verdad y si lo fuera, si eres amigo, lo mínimo que tienes que hacer es respetar la voluntad de esa persona y su familia. Por la audiencia fue capaz de vender la memoria de una persona que le adoraba, porque Carmen tenía debilidad con él. Hablamos al día siguiente y allí acabó nuestra relación".

La muerte de 'La Divina' fue uno de los palos más grandes que ha vivido Kiko Matamoros, ambos compartían una gran amistad y una gran devoción el uno por el otro. "Con Carmen no tenía secretos, ni ella conmigo, tenía una comunicación estupenda con ella. Teníamos mucha complicidad, la he querido mucho y la quiero mucho. Me acuerdo mucho de ella todos los días", aseguró. Además, añadió que no puede evitar sentirse responsable de las duras críticas que dieron los medios a su amiga cuando falleció, ya que él fue una de las personas que la animó a contar que supuestamente sufrió malos tratos por parte de su ex marido, Ernesto Neyra, un tema por el que fue sumamente criticada:

"Se la trató muy injustamente, fue denostada. Probablemente yo tuve alguna responsabilidad. Contra el criterio de mi mujer, y esto no lo he dicho nunca, yo estuve de acuerdo en que Carmen denunciara sus malos tratos en público. Recuerdo hablar mucho con Makoke antes de que lo hiciera, mi mujer nos advirtió de las consecuencias que podría traer todo esto y no le hice caso. No supimos medir hasta que punto puede haber gente interesada en llevarse a quien sea por delante con tal de ajustar cuentas o hacer negocio. Yo lo hice porque era su voluntad y porque creía que era de justicia que lo hiciera públicamente y asumo con el tiempo que fue un error enorme".

Lo que más atraía a Kiko de Carmina era su forma de ser, algo que le cautivó, le robó el corazón e hizo que se convirtiera en una de sus mejores amigas: "Carmen me producía ternura, me gustan los personajes fronterizos, no me atraen los excesivamente buenos ni malos. Ella lo tenía todo, tenía su pellizco de maldad, pero también un corazón enorme, era generosa, bondadosa, me atraía mucho como amiga".

Antes de pasar la página a este capítulo de su vida, Kiko Matamoros quiso mandar un mensaje muy especial a su amiga, pero no quiso hacerlo en pasado, sino en presente: "Carmen, voy a pensar por un momento que no te has ido y voy a pensar, también por un momento, que me vas a escuchar, voy a soñar con ello y con que podemos cambiar las cosas. Sólo te voy a decir una cosa, convéncete de que lo tienes que hacer por ti y no por darles satisfacción a los demás. Nos sentimos orgullosos de conocerte y ser tus amigos, tus hijos te quieren muchísimo y están orgullosos de ti, no necesitan que te ingreses o no te ingreses para que ellos se sientan bien, hazlo porque tú lo necesitas y tú lo quieres. Un beso".

Su madre, la mujer más importante de su vida

"Puedo decir de ella lo que cualquiera puede decir de su madre. Era el refugio, el nido, era el paraguas también y que la echo muchísimo de menos", dijo Matamoros de su madre. Kiko aseguró que su madre había sido una persona muy importante en su vida, fue su mayor apoyo tanto en los buenos momentos como en los malos, supo estar a su lado cuando su padre hacía uso de la mano dura y supo ofrecerle todo el amor que necesitaba, por eso también quiso tener unas palabras de cariño para ella:

"Mamá, te agradezco mucho lo que has hecho por nosotros, por tu comprensión, por tu apoyo, por tu silencio. Que tengo una hija más que no conociste a penas y que te quiere mucho y que yo te quiero mucho. Te hubieras merecido algo mejor. Ella me contestaría que nos quiere mucho a todos, que nos perdonemos y que no aprendemos. Supongo que a nadie le gusta ver a sus hijos peleados, ni a su padre peleado con un hijo. Ella siempre encontraba un motivo para que a las malas emociones o sensaciones se les pudiera dar marcha atrás, siempre andaba empedrando los caminos y supongo que sería vocacional o lo habría aprendido de su padre que supo perdonar a quien le delató y luego le dio un trabajo".

Makoke, el amor de su vida

"Ha sido el amor de mi vida, las emociones y las sensaciones que he tenido a su lado creí que no las iba a tener nunca. Con ella descubrí verdaderamente lo que es el amor, la devoción y la vocación por el amor. Es una relación que para mí compensa una vida y, aunque suene a perogrullada, después de tenerla a ella en mi vida, ya me puedo morir tranquilo".