Jorge Javier Vázquez ha dedicado el último post de su blog en la revista Lecturas 'Vidas propias' a hacer una reflexión sobre todo lo que está pasando últimamente en el clan Pantoja. "Isabel Pantoja es Isabel Pantoja pero no el personaje que ella cree, sino otro que poco tiene que ver con la realidad que se ha forjado en su mente. Pantoja es muy grande. Eso es indiscutible. Pero aún siendo muy grande no es todo lo grande que ella cree ser y ahí es donde radica su particularidad", comienza explicando el presentador.
El periodista explica que la intérprete de 'Marinero de luces' ha sido muy hábil a la hora de saber cuando callar, pero que sin embargo, no ha sabido mirar más allá de Cantora: "Es una buena artista que ha sabido manejar los silencios como nadie. Solo lo ha roto cuando se le han hinchado las narices y ha entrado por teléfono en televisión hecha un basilisco o una dolorosa en estado de trance. Uno de sus grandes errores es no haber tomado distancia. Salir de esa Cantora que le atrapa y ver desde lejos que ese universo tan asfixiante que se ha creado con los años necesita orearse. Abrir puertas y ventanas para que entre el aire y renueve el ambiente oscuro que campa por la finca. Tirar de ironía para no quedarse anclada en una fotocopia raída de sí misma", dice.
"Pantoja se ha quedado sin excusas y, lo que es peor: no tiene a nadie a su lado que sea capaz de diseñar una salida mínimamente decente a todo este embrollo en el que anda metida", asegura el escritor.
Además, Vázquez está convencido de que los incondicionales de la tonadillera no le hacen sino un flaco favor pasándole siempre la mano por la espalda: "Isabel Pantoja vive rodeada de fans palmeros, que es una de las peores cosas que le pueden suceder a una artista. Porque el fan palmero aplaude cualquier cosa que haga su diva. Justifica sus errores y le impide avanzar porque el fan palmero quiere ver continuamente la misma versión de la artista a la que adora", opina.
"Vive esclavizada a la imagen que jalean sus fans palmeros y no se da cuenta de que mientras el mundo avanza a una velocidad vertiginosa ella vive anclada a una realidad en la que los ‘olés’ son cada vez menos ruidosos porque esos fans palmeros van desapareciendo agobiados por la dedicación que exige la cantante. Por no hablar de la gente que trabaja para ella, que ha acabado hasta el mismísimo moño. Pepi Valladares reconoce que estaba tan abducida que no le molestaba que Isabel la llamara a las 3 de la madrugada para que le preparara un cola cao calentito o un pescadito blanco con su cebollita. Una locura, vamos", finaliza Jorge.