Los impactantes audios de Humberto Janeiro sobre sus hijos: "Te vuelven la espalda y no se preocupan lo más mínimo"
Humberto Janeiro hablaba con Camila Naranjo y decía estar "al borde del límite"
Humberto Janeiro fallecía este domingo 9 de agosto tras varios días de ingreso hospitalario. Unas heridas en su pie y su pierna a consecuencia de la diabetes que padecía le llevaron a su primer ingreso, pero su situación clínica se complicó, sufrió un shock séptico y tuvo que ser trasladado a la UCI de otro hospital.
Allí experimentó una leve mejoría pero finalmente fallecía tras sufrir diversas complicaciones. Apenas 24 horas después de su muerte, sus hijos le despedían en la capilla y en el cementerio de Ubrique.
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No vimos a Carmen Bazán, su exmujer, y es que aunque esta “afectada” su separación fue muy tormentosa. De hecho su relación lo fue, sobre todo por las deslealtades de Humberto, que finalmente le alejaron de sus hijos.
Esto provocó el distanciamiento que se reflejan en los audios que hoy muestra ‘Sálvame’ en los que Humberto padre se desahoga con Camila Naranjo, su pareja. Fue una conversación en el año 2011 en la que se declaraba “al borde del límite”: “Me falta lo fundamental en mi vida que es mi familia. Yo estoy que no puedo vivir”.
Se quejaba de tener que estar metido en su casa: “O me voy de aquí o voy a palmar ya”. En ese punto, Camila le decía que ninguno de sus hijos iba a ir a darle dinero. “A él le da igual que yo viva en una perrera, le da igual”, se quejaba Humberto: “Me cago en la madre que me parió ¿Qué coño hago que he sido un currante toda mi vida?, para sacar a mis hijos adelante y ahora tus hijos te vuelven la espalda y no se preocupan lo más mínimo”.
Entonces ella se preguntaba por qué no decía la verdad, que si iba a televisión es porque le hacía falta, pero él se negaba. “Mis hijos no quieren nada más que a su madre y no quieren saber nada de mí”, se quejaba también en alusión a Carmen Bazán: “Los hijos hoy no valen nada”.
Además, habla de su casa en Ambiciones, un lugar la que decía, no podía volver y aludía a María José Campanario: “No me tenía que haber mudado, he sido un confiado y bueno hasta que entró otra persona y cambiaron las tandas de todo”.