Rocío intervenía al principio del programa, ocultando su identidad, aseguraba ser del entorno de Enrique Ponce y de Paloma Cuevas. Decía conocerles desde hace 25 años y dejaba caer que tuvieron “problemas” cuando hace unos cinco años el torero se sentó a ver el estado financiero de sus cuentas.
Estas palabras han motivado la inmediata intervención del torero, que desmentía su testimonio y aseguraba que Rocío jamás ha estado en su casa. De hecho, durante la llamada del diestro Kiko Hernández ha intentado entrar en la sala VIP en la que estaba Rocío y ella ha intentado evitarlo empujando la puerta.
Finalmente, tras la pausa publicitaria, Rocío ha insistido en que no ha dicho nada que ofendiera a nadie, intentaba evitar de nuevo que la cámara entrar en la sala VIP y Kiko Hernández le ofrecía marcharse del programa.
Ella se resistía, temiendo que se viera su rostro, pero el presentador le aseguraba que no se la vería y la ha acompañado a la salida. Sin embargo, Rocío se ha puesto nerviosa de nuevo al ver otra cámara y se ha escabullido para esconderse en el baño de otro edificio.
El presentador ha tenido que ir a buscarla y ella se negaba a salir, aludiendo que alguien le había enviado un mensaje alertándole de que se le había visto el rostro. Finalmente, y con la promesa de la dirección de que en ningún momento se le había visto, Rocío se marchaba de la cadena.