Toño Sanchís no solo era el representante de Belén Esteban, ella le consideraba su mano derecha, casi su hermano. De hecho, le nombró tutor legar de su hija en el caso de que a ella le pasara algo. Por ello, todos nos sorprendimos el 1 de diciembre de 2015 cuando una afligida Belén Esteban decía enigmática ante las preguntas de Paz Padilla: “Solamente tengo que dar gracias a Dios por haberme mandado a mi vida la mejor persona que podía tener a mi lado, Miguel y sobre todo tener a mi hija, a mi madre y mis hermanos y a mis amigas”.
Contaba que para ella Miguel es la mejor pareja que puede tener y dejaba caer algo más: “Está conmigo sin interés ninguno, vive de su trabajo, nunca me ha sacado nada y cada vez estoy más feliz de tener a Miguel Marcos Martín a mi lado”.
Que hablara de intereses ocultos no era lo único que nos ponía sobre aviso. En su enumeración, Belén se había dejado a alguien que antes siempre iba en las primeras posiciones: su representante. Así lo hacía notar Paz Padilla y la colaboradora, que al principio optaba por el silencio, acababa por estallar porque la noticia ya recorría diversos medios digitales: “Me he matado por él, me he enfrentado a mi familia y no quiero hablar, no quiero hablar”.
“El dinero se guarda, pero se devuelve”, dejaba caer Belén y, aunque dio pocos datos, sí lo suficiente para que todos empezaran a hablar de traición: “Cuando tuve el problema, él se sentó y no me dio nada, porque mío no se llevaba el 20%, se llevaba el 30%”.
Belén se emocionaba, daba las gracias a todos los compañeros que le habían ayudado y recibía al borde de las lágrimas la llamada de su madre, que la animaba y nos contaba: “¿Y tu hermano Cuqui, cuántas veces te lo ha dicho? Y yo… pero como era el hermano del alma, era todo para ti, nada hija, no te produces, sabes que tienes a Miguel, a tu niña, tus hermanos y a tu madre que como tú dices, por mi nieta ¡Ma-to!”
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