Esta vez le ha tocado a Anabel Pantoja la auditoría de la audiencia. Los espectadores creen que está más pendiente del móvil que del trabajo, critican sus lapsus lingüísticos y también que no aporte informaciones propias. Desde el plató, Anabel intentaba responder pero optaba por el sarcasmo y la ironía cuando Kiko Hernández le preguntaba qué hace cuando recibe la escaleta: es la hora del aperitivo.
Era broma, quería explicar que hay temas que no puede abordar, pero las críticas de sus compañeros le hacían explotar: "Si no curro ¡Me voy!". Y así lo ha hecho, se ha ido tras el director, Kiko Hernández ha corrido raudo tras ella para convencerla de su regreso y se quejaba de que "los catedráticos de Logroño" se rieran de ella.
María Patiño iba a su encuentro para reprocharle sus palabras ya que nunca han presumido de estudios ni le han reprochado a ella que no los tenga, solo quieren que se tome de otra forma el trabajo y ella, cansada, se ha quitado el micro, se ha marchado y se ha encerrado en sastrería. Allí se ha colado Patiño con ella y, gracias al micro de la presentadora, hemos podido escuchar a Anabel diciendo: "¡Estoy hasta el puñetero moño de cómo os ponéis conmigo!"
De repente, el plató se había trasladado al pasillo de la cadena, todos los colaboradores intentaban convencer a Anabel y Mila Ximénez, llamando a la puerta, sentenciaba: "¡Se acabó! ¡Sal ya! ¡Estás haciendo el ridículo!" La colaboradora finalmente salía, se negaba a regresar a plató y, oscilando entre las risas y el casi llanto, decía sarcástica: "¿Por qué no hacemos una manifestación para que Anabel se vaya a la puñetera calle?"