Karmele Marchante entró en 'La Caja Deluxe' con una intención muy clara: "Entro aquí para llevarme bien con todo el mundo. Lo que pretendo de 'La Caja', sólo y exclusivamente, es que me ayude a tener armonía, paz y serenidad en el plató. No padecer tantas angustias, tantos ataques y cosas que son desagradables".
Según la colaboradora, "muchas veces el plató se vuelve salvaje y yo no lo paso bien. He estado en muchos platós y trabajos, muchos programas, muchos de ellos pioneros en muchas cosas como este, pero nunca como un salvajismo tan extremo. No se puede llegar y acusar por sadismo y envidia a una persona con injurias y, sobre todo, tintes delictivos. La gente cree que soy dura, pero no soy dura, soy frágil".
Una de las primeras cosas que Karmele confesó es que se siente incomprendida por sus compañeros: "Ellos me consideran rara, es posible que sea una mujer original, extravagante, fuera de las normas y eso no encaja en el puzzle de lo que allí está establecido. Yo soy así, me salto las normas, considero que hay que tirarlas por la ventana y posiblemente diga cosas que no se entiendan. Creo que no he dicho nada hiriente, a no ser que se me haya atacado, de todas formas me he callado mucho".
Al escuchar las palabras de la periodista, la psicóloga encargada de su sesión quiso saber por qué continuaba en el programa si en realidad se sentía tan mal allí. La respuesta de la colaboradora fue sorprendente: "Sigo en 'Sálvame' porque no hay otra cosa en estos momentos".
¿Por qué se lleva mal con sus compañeros?
Tras ver unas imágenes en las que Mila Ximénez y ella protagonizaron una brutal pelea, Karmele reconoció que se había exaltado más de la cuenta, pero se justificó asegurando que "tenía razón". La colaboradora continuó explicando que se siente ninguneada en el plató y que esa es una de las razones por las que tiene tanta fobia a 'Sálvame'. "Soy de las pocas periodistas que estamos allí, pero no se me tiene respeto. ¿Por qué?, no lo sé. Posiblemente, se fomenta que no haya respeto. Cuando me dan puñaladas, ¿qué tengo que hacer, reírme, ser asertiva, tomarme pastillas...? Es que me siento injustamente tratada y la injusticia me da asco", confesó.
La psicóloga quiso saber entonces si Karmele creía que el problema lo tenían únicamente sus compañeros o si, por el contrario, pensaba que ella también tenía parte de culpa en este problema. "Yo los trato bien, les hablo bien, jamás digo nada por fuera, siempre digo 'Mis labios están sellados', ese es mi lema últimamente. Mi trato en plató es impecable, jamás he insultado a nadie y si lo he hecho han sido muy pocas veces, no agredo, no saco malos trapos", contestó la periodista.
Según Karmele, las pocas veces que se ha mostrado agresiva en plató han sido fruto de los ataques que ha recibido y que no ha podido pasar por alto, porque ya no está dispuesta a callarse nada: "No tengo más remedio que defenderme. Me freno mucho, las pastillas me ayudan, porque no quiero ponerme así, pero hay momentos que es difícil callar, porque cuando te acusan de un delito no puedes tener cara de idiota y no defenderte".
Lydia Lozano y Mila Ximénez son las compañeras con las que más choques ha tenido. Respecto a la primera, Karmele comentó que le sentó muy mal que dijera que no se hablaban desde hacía años cuando no es cierto: "Creo que sí que me hablaba con ella, además en momentos importantes la apoyé, pero hay sucesos que han enturbiado la relación y ya no creo que tenga arreglo". Respecto a la segunda, añadió que está harta de sus continuos ataques y mofas, aunque dejó una puerta abierta a la reconciliación.
Los traumas de su niñez
La infancia de Karmele Marchante ha marcado mucho su vida y su comportamiento . Según confesó en 'La Caja Deluxe', su niñez fue muy dura, muy complicada y muy falta de cariño. La psicóloga explicó a la periodista, que tras analizar el dibujo que había hecho de un árbol, se podía percibir que su capacidad de tener contacto físico y, más concretamente, de abrazar, era muy escasa. Esto podía venir, precisamente, de la falta que afecto que tuvo cuando era niña.
La colaboradora se mostró en desacuerdo con las palabras de la psicóloga, aseguró que creía que el dibujo no decía nada de ella y que, en realidad, para ella "el sentido del tacto, que tanta vergüenza da a la gente, para mí es esencial en mi vida". Convencida de estas palabras, Karmele se dio cuenta, poco a poco, del sentido que tenían y mientras narraba la dura infancia que vivió, confesó que jamás contó con el cariño de sus padres, motivo por el que hoy día necesita sentir el amor de los demás.
"Los primeros años de mi vida, de mi niñez, fueron dolorosos . Mi madre se casó con un militar, que era de una familia catalana adinerada y tradicional, como no les gustó nada la desheredaron y se fue a vivir a Toledo. Entonces yo me quedé con mi abuela y a mis padres los veía muy poco. Yo tenía una hucha donde ahorraba para ir a verlos. A los doce años, como no aprobaba nada, mi padre me fue a buscar y me arrancó de los brazos de mi abuela, que era lo que más quería", contó entre lágrimas.
Karmele continuó contando el infierno que vivió al ir a vivir con sus padres: "Lo viví todo muy mal, estaba muy discriminada, mi hermana era la perfecta, era todo lo contrario a mí, yo era muy rebelde. Cuando llegué a casa de mis padres nunca fui feliz hasta que se murió mi hermana. En ese momento mis padres se aferraron a la fe y se olvidaron de mí, entonces pude hacer lo que quise y ser feliz. Con mis padres me sentía muy sola y muy desgraciada".
La muerte de sus hermanos, puntos clave en su vida
"A mi hermano no lo conocí, se murió de una meningitis un mes antes de que naciera yo. Él era el niño adorado, esperado, era rubio, muy mono . Al morirse él lo próximo que venía era yo. Mis padres esperaban otro niño, pero llegué yo, por eso imagino que no me quisieron como debían de quererme", explicó Karmele.
Según la colaboradora, la muerte de su hermano mayor marcó a sus padres, que depositaron sus esperanzas en tener otro niño que nunca llegó. Karmele fue la siguiente en nacer, pero según sus propias palabras, sus padres se desilusionaron al ver que era una niña, nunca le hicieron caso y no tuvieron reparo en dejarla en casa de su abuela durante doce años. En ese lapso de tiempo, la periodista tuvo otra hermana, "era la hija perfecta, el centro de atención de mis padres, yo sólo conviví con ella durante dos o tres años, porque también murió".
La muerte de Charito, la hermana pequeña de Karmele, fue un duro golpe para la familia, un suceso del que sus padres tardaron mucho tiempo en recuperarse. "Eso fue horrible, a mi hermana la cogió un coche delante de nuestra casa. La estábamos esperando, pero no llegaba y, de repente, llegó a mi casa un señor con bata blanca y nos dijo que mi hermana había tenido un accidente y estaba ingresada. Estuvo quince días en coma y una madrugada, mi madre nos avisó a mi padre y a mí de que se había muerto".
Karmele aseguró que quería a su hermana, pero no podía evitar hacer comparaciones. Los años que vivió con ella en casa de sus padres fueron un infierno total, por lo que al morir su hermana, se sintió libre: "Cuando nos dijeron que se había muerto, mi padre me hizo rezar el rosario yo dije, "Otra vez, qué aburrimiento", porque yo estaba llorando, muy triste. Pero luego, la muerte de mi hermana fue en realidad una liberación para mí. Mis padres se olvidaron de mí, se aferraron a la fe y al recuerdo de mi hermana, había un culto exagerado a su memoria y yo hacía lo que quería. Recuerdo que pude ir por primera vez a una verbena de San Juan, era libre. En aquel momento yo no quería a mis padres".
Su abuela, el pilar de su vida
"Mi abuela fue el epicentro familiar , fue quien fundó todo, quien hizo rica a la familia. Mi abuela ha sido la Clara Campoamor de mi vida, mi referente emocional, me quiso mucho, fue la persona que me hizo las caricias y la persona que me apoyó en todo. Me sentí muy querida por ella", aseguró Karmele sin poder parar de llorar.
La psicóloga le ofreció la posibilidad de que le dijera a su abuela todo lo que no había podido decirle nunca, que le contara cómo se sentía y cómo veía ahora su vida: "Me gustaría que me vieras ahora, que pudieras estar conmigo y vieras que tengo tantas amigas y amigos estupendos, y que soy independiente, que me gano la vida a pesar de tu herencia, que fue tan controvertida y tan difícil".
Maltratada por su padre
"Con mi padre tuve mala relación siempre y mi madre nunca me defendía . Las relaciones eran tan malas que llegó un día siendo una niña, no puedo recordar por qué motivo, me amenazó con una pistola cargada. Me había amenazado con muchas cosas, tuve lo que ahora se llamarían malos tratos. Después de lo de la pistola dije 'Una y no más', y me marché de casa. Estuve durante muchos años lejos de él porque no lo soportaba, porque siempre me pegaba", confesó Karmele.
Antes de terminar con la sesión de Karmele en 'La Caja Deluxe', la psicóloga quiso saber si después de todo lo que había pasado en su infancia había podido perdonar a sus padres, quienes le habían hecho pasar por unos trances que habían marcado profundamente su personalidad y su posterior vida. La respuesta de la periodista fue más sincera que nunca: "A mi madre sí, con el tiempo. A mi padre no lo sé, es algo muy difícil, casi nunca pienso en él".