Las cámaras llegaban muy temprano a casa de Miguel Frigenti para vivir con él el gran día. El colaborador iba a enfrentarse a su examen de conducir práctico, pero no podía dormir y se había tomado una pastilla para conciliar el sueño, así que Sergi Ferré le pillaba aún en la cama.
El equipo del programa seguía sus pasos y los de Núa, su chico, que le acompañaba en todo momento. En el coche, de camino, Miguel no podía evitar los nervios: “Como suspenda se van a reír de mí”, decía; “tú estate tranquilo, imagina que no hay nadie”, le recomendaba Nua.
Finalmente, Miguel se ponía al volante pero cuando se bajaba se mostraba tan enfadado como frustrado: “Me ha salido de p*** madre pero se ha puesto a decirme un montón de faltas”. El periodista no compartía la puntuación del examinador y se quejaba del resultado: “Me habrá visto por la tele, le caeré mal y me habrá querido suspender”.
“Me ha dicho un montón de falos absurdos pero yo lo he hecho genial”, insistía Miguel y es que el colaborador ha dado 60 clases prácticas y no se ha presentado al examen hasta estar seguro.