Carmen Borrego, tras vivir unos días muy duros en televisión y su vida personal, desde que salieran los audios de su nuera Paola y todo lo que ha vivido después hasta el gran sofocón en plató después de el anuncio de que va a ser abuela en forma de exclusiva; se ha sincerado con Cristina Soria durante el programa de hoy.
La colaboradora, ha entonado que tiene que asumir las cosas, aunque cree que en este caso no siente que se haya equivocado: “He hecho una cosa consensuada”. Y es que afirma que no se merece que se le haga a ella "responsable de esos audios” porque no ha dicho nada".
“Como madre perdono y voy a seguir perdonando. Pero como madre también tienes que aprender a poner límites porque si a los hijos no les pones límites al final tienes problemas”, ha explicado sincerándose como nunca y es que asegura que todo lo que ha hecho ha sido "por ayudar" a las personas que le importan y no tiene "ninguna necesidad económica de vender una exclusiva”. Mandando un mensaje muy claro a su hijo: “Esta vez tu madre no ha metido la pata y lo sabes”.
La hija mejor de María Teresa Campos no atraviesa por su mejor momento: “Esto me ha ocasionado algo muy duro en vida que voy a intentar superar y necesito un poco de tiempo. Me he removido por dentro y me he visto como cuando no tenía que estar”. Por ello cree que "es hora de poner límites" y es que está "muy cansada con que no se empatice con mi dolor", lo que explica: "Yo empatizo con el dolor de todos. Yo peco como tonta, pero no peco como mala madre, ni mala persona”.
“Desde que mi hijo conoció a Paola he sido muy feliz, me ha acercado a mi hijo, las cosas podrán volver a ser lo mismo. Pero he visto una cara de Paola que no conocía, que hasta que no me lo habéis puesto no he sido consciente”, ha entonado y asegura que esto “lo dice desde el dolor y no desde el rencor”. Asegura que lo que más le ha dolido es la falta de empatía que ha tenido con ella, aunque cree que esto se puede arreglar.
Y aclara que “ahora mismo no estoy preparada” cuando le preguntan por si va a tener una conversación con su hijo: “No quiero sentarme con él y ponerme a llorar. Ni es bueno para mí ni para él, quiero hablarle desde el cariño, desde la postura de madre y desde los limites y si no están esos límites la conversación no tiene por qué ser”, concluye.