Ruvens quiere que Óscar le dé su espacio
No sé si Ruvens dice querer alejarse un poco de Óscar porque solo uno gana el premio o porque quiere que la audiencia sienta de nuevo lástima por su amigo
Gran Hermano | Debate 14 (15/12/24), completo
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Cuando Ruvens dice que va a pedir a Óscar que le dé su espacio, ¿a qué se está refiriendo? ¿cuál es su espacio? ¿es lógico pedir espacio a alguien con quien te pasas de tú a tú madrugadas enteras? Cuando Ruvens dice a Juan y Violeta que Óscar le va a empezar a agobiar, ¿no es un poco tarde para eso? ¿acaso no puede esperar una semana más a que termine esta aventura? Lo que algunos han podido entender como un rotondazo puede no ser tal. Al menos esta vez Ruvens no le ha retirado el saludo a Óscar, como ya hizo en otra ocasión.
Me debato entre dos posibilidades. Una es pensar que llegado este momento, y dado que el concurso solamente lo gana uno, Ruvens ha decidido poner distancia con Óscar para reclamar su posibilidad de ser el ganador. En ese caso, “su espacio” sería en realidad “sus votos”. La otra opción es que esté intentando que la audiencia sienta lástima por Óscar una vez más y así beneficiarle con vistas a la lucha final que estamos viviendo. Ya sea porque realmente prefiere que gane su amigo, o porque descarta la posibilidad de ganar él (o las dos). Una vez hecho lo fácil, dejo la elección al lector, aunque también son válidas terceras opciones.
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No soy capaz de descodificar a Ruvens, pero me parece de mal gusto que ande ahora descubriendo que Óscar se le insinuaba en la cama y le animaba a mirarle sus partes con afirmaciones como una supuestamente hecha mirando su miembro: “Ya me había olvidado de ti, ¿quieres verla? Es enorme”. Por la reacción de Óscar dice la verdad, pero igual no recuerda aquel día que en la puerta del almacén era Ruvens quien le enseñaba su miembro a Óscar sin venir a cuento y de manera voluntaria.
Por otro lado, en la sala de confesiones Ruvens llamaba “fantasioso” a su amigo. Bien es vedad que también reconocía no haber hecho las cosas bien en el asunto de la relación entre los dos. Durante la gala del jueves se enfadó porque Óscar insinúo que en algún momento le había dado esperanzas de que podían tener algo. Interpreto que no se enfadaba porque eso fuera incierto, sino porque hubiera preferido que esperase un poco y no hubiera abierto ese melón de nuevo en la casa. “Cuando estemos fuera te lo cuento todo”, le dijo. Un perfecto ejemplo (es ironía) de lo que debe ser un concursante de Gran Hermano. Es una estafa para el espectador dejar tan a las claras que la verdad no conocerá nunca.
Y sigo hablando de Ruvens porque hoy toca su daguerrotipo.
Ruvens: Poco glamur para ser villano
La ventaja que tenía Ruvens sobre el resto de los concursantes por haber mamado Gran Hermano hasta inyectárselo en vena y tener pocos reparos a la hora de plantear su juego se fue esfumando en la medida que iban quedando en evidencia sus contradicciones. Enseguida descubrimos que era un estratega contrario a las estrategias, siempre y cuando se tratasen de estrategias del contrario. Parece un juego de palabras y en alguna medida lo es, pero estoy hablando de la conocida ley del embudo: el lado ancho para uno mismo y el estrecho para todos los demás, especialmente si no son de su agrado. Sus acusaciones tempranas al otro dormitorio de haber nominado por estrategia eran, por demás, falsas. También descubrimos pronto su falta de escrúpulos para basar en mentiras sus ataques a los rivales.
La incoherencia de Ruvens es extensible a sus seguidores, que ahora aparentan estar escandalizados porque parte de la audiencia votante apoye a Juan, pero no dijeron nada cuando su líder y la cohorte de esbirros a los que pedía adhesión ciega utilizaban el ‘Bigbro’ para chutar de la casa a concursantes valiosas como Vanessa. Entonces no les importó que saliera un purasangre y se quedasen potros cruzados sin ningún linaje como concursantes. Tampoco reparó a la hora de plantear una estrategia para ganar ese privilegio. Por ejemplo, cuando planeó no despertar a los rivales de madrugada. Perjudicar al contrario para ganar es de perdedores.
Ruvens salió de la casa la primera vez diciendo que nadie vería el programa una vez estuviera él fuera. Tal era su grado de endiosamiento, agrandado a su vuelta después de haber considerado que era el villano de la edición por lo visto en apenas tres días (en los que confesó haber estado bebiendo cerveza y poco más). Para ser villano cumple las condiciones de no tener límites ni escrúpulos, pero le falta ese punto de despreocupado glamur que no ha tenido ni en sus mejores momentos. No es verdad que solo existan los arquetipos del héroe, el villano y los whos (muebles, donnadies o NPC). Hay también los que podríamos llamar parásitos, aquellos que dependen de otros, a los que dañan irremisiblemente. Si no fuera por esto último, parasitar sería una opción legitima. Ruvens evitó a toda costa tener una trama propia porque él prefiere aprovecharse de las que tienen otros.
Primero rechazó sin miramientos a Óscar al saber que sentía atracción hacia él, o eso había contado. No lo creyó o no quiso creerlo y pensó que todo era un intento de ganar protagonismo a su costa. Menos pareció importarle que Mayte se hubiera enamorado de él, yendo un pasito más allá y a pesar de contar con escasa confirmación sobre ello. Si pensó que Óscar tenía aviesas intenciones al declarar su atracción hacia él, los demás bien podíamos pensar que Ruvens terminó subiéndose a ese carro por las mismas razones que esgrimía. En todo caso, estoy convencido de que seguirle el juego a Óscar le benefició, solo sea porque así le vimos más humano, mostrando un poquito de su verdad. Ya dije tras su primera expulsión que me hubiera gustado conocer a Rubén Pérez, de Albacete, además de al concursante Ruvens.
No sé si tiene buen humor y es mayormente templado o un humor de perros y cierta tendencia a intimidar levantando la voz y señalando con el dedo. No sé si es un témpano de hielo incapaz de gestionar sus sentimientos o los ha estado ocultando celosamente todo este tiempo. No sé si es más de carne o de pescado. Para ser un buen concursante hay que mostrar más de sí mismo. Con todo, entiendo que haya conquistado a una parte de la audiencia, sintiendo no haber estado en ese grupo. Y, por supuesto, reconozco que ha sido un concursante valioso, entregado hasta el máximo, cuya participación condicionó en buena medida el devenir del reality. Ojalá hubiera muchos Ruvens que les tocara enfrentarse con personas menos vulnerables y más capaces de hacerles frente.
Para mí tengo que Ruvens se debatió entre dejar de rechazar de plano a Óscar o marcar bien pronto los límites para no contribuir a una escalada de romanticismo que no deseaba. De nuevo el cazador cazado, el hombre sin límites poniendo límites a los demás. Para mi gusto lo hizo casi siempre de manera torpe y dañina, creo que por su escasa inteligencia emocional. Tras el primer encontronazo importante que Ruvens tuvo con Maica vi en aquel una clara intención de apartarse de Óscar al tiempo que intentaba separar a este de Maica. Estaban en la prueba de los vampiros, y finalmente Ruvens se apartó de Óscar bruscamente, hasta el punto de retirarle la palabra. Fue entonces cuando vi a Ruvens más sincero hablando con sus afines en la casa. Le había bastado con usar a Óscar dentro del concurso. Fuera, ni agua.
Ruvens ha dependido de Óscar más que al contrario, y mucho más de lo que desearía. Si le horroriza la idea de ir a casa de su amigo, que le presente a su madre y pasar una temporada juntos es porque no quiere aceptar que echar tanto en falta a su amigo vaya a suponer un problema para él. Y una vez fuera no quiere problemas y solo desea recuperar su actividad profesional y aprovechar el tirón. Sin embargo, Óscar está en el terreno de las ensoñaciones y piensa en prolongar esta experiencia fuera. No podemos acusar a Ruvens de haber sido poco claro. En todo momento le ha dicho a Óscar que no le gusta, aunque la vanidad de este le impide creérselo. Su problema es la escasa responsabilidad afectiva y el poco respeto que muestra por las emociones de los demás.
El gran problema de Ruvens es que, al igual que le pasa a Óscar, se creyó con la patente de corso para hacer lo que quisiera, criticar a quien le pareciera y faltar el respeto impunemente a cualquiera. Lo que siempre me pareció menos estético es ese aire de superioridad que se gasta, la chapucera manera como resuelve cualquier conflicto y la incapacidad para reconocer sus propios errores. Además, es un maestro tirando balones fuera y escurriendo el bulto. A su favor, que supiera corregir al volver repescado la costumbre de destripar a los demás las sorpresas del programa. Sin embargo, lejos de regresar más calmado fue aun más cruel y dañino con algunos de sus rivales, casi siempre mujeres. Ya había mostrado su lado más virulento con Vanessa y, por desgracia, tuvo ocasión de volver a hacerlo con Daniela y Maica.
Moleskine del gato
Los porcentajes ciegos para ganar el concurso actualizados ayer estaban así: 39 %, 29 %, 18 % y 14 %. Pequeñas variaciones entre uno y dos puntos respecto a la situación de los porcentajes antes de salir Edi. La diferencia de 10 puntos entre los dos primeros es máximo desde que se abrieron las votaciones en positivo.
En el vídeo de hoy comento el descafeinado debate final entre los finalistas.