Complot contra Vanessa
Aunque Vanessa coleccione enemistades, en Gran Hermano se puede jugar de muchos modos, pero no intentando derribar al contrario mediante un complot
Noche de despedidas, expulsión, inmunidad y nominaciones, este jueves en ‘Gran Hermano’
Gran Hermano | Última Hora (16/10/24), completo
Con su actitud, Vanessa se ha ganado un saco de enemistades en la casa. No se puede sorprender de que estén contra ella, incluso cuando no pueden hacerlo directamente y utilizan a su marido. A Vanessa le pasa como a Óscar, es víctima de sí misma, su escasa mano izquierda y ese colmillo retorcido que no todo el mundo sabe llevar bien. No puede quejarse de estar siendo menospreciada por sus compañeros, pero sí de un evidente complot. En Gran Hermano se puede jugar de muchos modos, pero intentar derribar al contrario mediante un complot no es jugar limpio.
Vanessa tiene el mismo derecho que cualquiera de darlo todo en la prueba semanal, ya sea pensando en el bien común como en su propio beneficio. Son las dos vertientes que plantea esa prueba en la presente temporada, lo cual me parece una muy acertada decisión. Ruvens intenta evitar que Vanessa sea inmune la próxima semana, porque esta no ha podido hacer nada para que vaya a optar a ello junto al propio Ruvens, Óscar, Adrián, Maica y Nerea. La única forma aceptable de plantar cara a Vanessa es hacerlo mejor que ella, no un cutre complot que solo denota falta de confianza en sí mismo.
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La prueba de los relojes parece prácticamente insuperable
La prueba tiene toda la pinta de que está perdida con total seguridad. Tampoco ayuda la estrategia diseñada por Ruvens y que nadie le ha discutido. La verdad es que solamente quienes trabajan se equivocan, por lo que no vale criticar al director de cine por errar en la metodología propuesta. Peor es no ponerse a pensar en la mejor manera de garantizar el mayor éxito posible en la prueba. Dice Ruvens que deben ocuparse a la vez dos personas, o mejor tres. Le diría que doblase la apuesta.
En prácticas de física me enseñaron a tomar tres veces el peso de un objeto en la romana de laboratorio para luego hallar la media aritmética de las tres medidas. Es un fundamento básico de la ciencia. Pero, claro, Ruvens es de letras. Creo que deberían poner a trabajar por lo menos a cuatro personas. Una en el reloj, otro esperando su turno para hacer de cuco y, por lo menos, dos vigilando las herramientas de medida elegidos. Mejor serían tres. Estos últimos harían la misma labor con diferentes instrumentos, lo que viene a ser como hacer tres pesadas.
Por tanto, cinco concursantes dedicados en cuerpo y alma a la prueba sería lo óptimo. De otra manera hay pocas posibilidades de que den la hora sin equivocarse más de 33 veces en total (con un margen de hasta 3 minutos). Sucede que les van a preguntar la hora más de 200 veces y la deben dar siempre a en punto y en las medias. Lo dicho, sospecho que volverán a fallar la prueba. Lo que más me llamó la atención de la lectura de la prueba y posteriores ensayos es que Javier no sepa leer un reloj analógico. “Yo estos relojes de manecillas no los entiendo”, decía. Después de repetirlo varias veces estuvo Juan explicando a un adulto que peina canas que cuando el minutero marca las 11 es la hora que marca la otra manecilla menos cinco minutos. Creo que mi hijo de cinco años se defiende con un reloj analógico mejor que el cantante de Costa da Morte.
Lo mejor de esta complicada prueba es que no pueden imaginar quién va a ganar el reconocimiento de ser “Big Bro”, por lo que les está costando a Ruvens y Edi boicotear esta vez a Vanessa. No les van a decir que quien más veces cante las horas o las medias disfrazado de cuco del reloj tendrá el poder de la inmunidad. Como siempre, un poder que pueden aplicarse ellos mismos o reservar para un compañero. Vanessa quiere hacer creer que su decisión de dedicarse por entero a la prueba, pidiendo a su marido que lave los platos, es por su compromiso con la causa común. Pero no es difícil pensar que realmente persigue ser “Big Bro”.
Nerea y Violeta, refuerzos contra Vanessa
El boicot contra Vanessa viene de la versión corregida y aumentada del grupo de la habitación azul. Ahora tienen a Nerea de su lado. Violeta, por su parte, siempre durmió allí. Dicen que ha pedido un montón de veces cambiarse a la rosa, pero nunca creí que lo fuera a hacer. La retiene allí Edi, pero ahora hay otra razón de peso. Tanto Nerea como Violeta creen que “las fresis” no confían en ellas. No entiendo que les cueste tanto imaginar la razón. ¿Qué tal les parece que no confíen porque han ido contando a la banda de Ruvens lo que pactan o dejan de pactar los del otro lado?
Si será por motivos justificados para no confiar en Nerea y Violeta. Las dos se pusieron del lado equivocado votando a Edi para ‘minisúper’. No tendría la importancia que tiene si no fuera porque repartir las tareas era una herramienta más para boicotear a Vanessa. Directa o indirectamente, también es parte del boicot llamar “mono de feria” a Daniela. Lo dijo Violeta, sorprendida porque se salvase esta compañera en lugar de Edi. “Si no sabe ni hablar. Cómo se va a ir un tío de los pies a la cabeza como él, o una niña cómo tú (por Andrea)”, decía Violeta. Y acababa preguntándose qué quiere la gente, momento en que vino el exabrupto del “mono de feria”.
Violeta y Nerea son incorporaciones de nuevo cuño al clan de Ruvens. Antes lo fue Óscar, que se mimetiza cada vez más con quienes fueran sus verdugos en un principio. Ruvens contaba el otro día que la gente ve la emisión en directo desde la casa y muchos graban vídeos que suben a las redes sociales. Transmutado en Mayte, respondía Óscar: “Qué gente más aburrida, ¿no?”. Son tal para cual.
El misterio de la ropa que toma prestada sin permiso Laura
Lo de la ropa que toma prestada Laura sin pedirlo se me antoja como una de las mejores tramas en la casa. Ayer le tocó a Daniela, que descubrió a la sevillana llevando un top negro suyo. Estuvo un rato defendiendo que era de ella, hasta que encontró uno muy parecido en su armario. Es tal la desfachatez que da la vuelta hasta convertirse en algo divertido. Laura no da importancia a lo que hace, pero si lo hicieran los demás montaría en cólera, su caballo favorito. O sea, según Ruvens sería una hipócrita.
No quiero pensar qué opinaría Laura si otro compañero de encierro hubiera dicho que no le mueve nadie de la cocina (justo el día que la movían de la cocina). O si llega a ver a alguien poniendo más comida en el plató de su amor (no correspondido), como ha hecho ella mil veces con Vulcan. La diferencia de la ración de este respeto a todas las demás era escandalosamente exagerada.
Aunque, en realidad, lo que me hubiera gustado comprobar es su reacción si quien requiriese una alimentación especial (y más cara) fuese alguien de su confianza. Lo hubiera defendido a muerte, no me cabe duda. Aun así, estaría dispuesto a dar lo que fuera por comprobar hasta qué punto. Ni que decir tiene que también hubiera reaccionado distinto si un chico del otro dormitorio tiene una hora sin cámaras con una compañera y al día siguiente afirma que debe pedir perdón a su “persona especial de fuera”. Esto ha hecho Edi, del que casi todo el mundo dice que no engaña a Violeta porque siempre le ha dejado claro que no tiene sentimientos por ella. Se lo repitió tras tener sexo en la hora sin cámaras. Pero lo hacía poco antes de darle un beso y decirle “te amo”. No le digo “te amo” a alguien por quién no tengo sentimientos. Es todo un despropósito.
Moleskine del gato
Los porcentajes ciegos actualizados anoche son estos: 52 %, 34 % y 14 %. El más votado ha subido 6 puntos y el siguiente 5. Cuadra si tenemos en cuenta que los salvados el martes fueron Adrián y Daniela. Se supone que quienes votaban por el primero lo están haciendo ahora por Silvia, mientras el resto da sus votos a Edi, por eso se han dividido en partes muy parecidas. El caso es que anoche la diferencia entre ambos era de 18 puntos, uno más que el martes.
Las nominaciones de hoy tienen el interés añadido de comprobar si Adrián tiene tan poca personalidad como para hacer caso a la clara indicación que le hizo Elsa en su visita del martes. Al parecer, mientras indicaba verbalmente “dale caña a la cuqui (Maica)” con los dedos marcaba un 3. De lo que se deduce que pedía a Adrián que diera tres puntazos a Maica.
En el vídeo de hoy me pregunto si Edi es o no un mueble y, como cada jueves, hago mis particulares nominaciones.