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La isla de las tentaciones

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Álvaro cae en la tentación con Érika y acaba arrepentido tras tener sexo: “No quería fallarla”

Durante la última entrega de 'La isla de las tentaciones' pudimos ver a Álvaro y Érika más cerca que nunca en la villa. Una gran discusión de la gogó con Eros hizo que esta acercase posturas todavía más con Álvaro, con diversos acercamientos y tomando la decisión de no hacer caso de nada excepto a lo que ellos sientan en cada momento. Pues bien, Álvaro no se ha podido resistir y, como hemos visto en el programa de este lunes, ha caído en la tentación con la andaluza. No obstante, el concursante no ha tardado en arrepentirse y ha acabado entre lágrimas.

Su momento fugaz y pasional, que hacía saltar la luz de la tentación, ocurría en la piscina de Villa Montaña. En la otra villa, mientras tanto, Alba desconfía cada vez más. Y con razón: la química entre Álvaro y Érika crece cada vez más conforme pasan los días en la villa. Ambos se han besado apasionadamente y de manera desenfrenada.

Álvaro le preguntaba a Érika si quería ir a la habitación con él y la joven no lo dudaba, después de confesar que estaba muy mojada. Antes de entrar, Érika le preguntaba si estaba bien o no y Álvaro señalaba que sí. Una vez en la habitación, los dos han dado rienda suelta a la química y sensualidad que estaba presente en la habitación y han tenido sexo. "La tensión sexual ha crecido y ha pasado lo que ha pasado", confesaba Álvaro.

Álvaro se arrepiente como nunca

No obstante, tras terminar de tener sexo, el joven no tardaba en darle vueltas al asunto: "No tengo valores". Érika le intentaba tranquilizar diciéndole que tampoco sabe lo que está haciendo su novia desde la otra villa, pero esas palabras a Álvaro parecían servirle de mucho. "Da igual, no justifica que yo la haga daño. Sabes que no quería fallarla. Pero me ha salido, fin de la historia", aseguraba Álvaro. "Madre mía", añadía, al rato, sin poder dejar de darle vueltas a lo que acababa de hacer.

Las lágrimas de Álvaro

Y es que Álvaro, tras dejarse llevar con Érika como nunca antes, se mostraba muy arrepentido y, sobre todo, decepcionado con él mismo y con lo que había hecho. Al día siguiente, durante el desayuno, le decía a sus compañeros de villa lo "rayado" que estaba: "Creo que es normal...". Además, reconocía que se había movido por un impulso que no había sido capaz de controlar.

De hecho, no tardaba en romperse en un momento dado en la villa, solo y una y otra vez dándole vueltas a lo mismo: "Podría haber hecho las cosas diferentes, pero va a ser súper duro. Me da mucha pena, porque teníamos una buena relación".