Todo el mundo sabe que María Dolores Pradera fue primero actriz de teatro y también hizo películas. “El cine, me daba de comer”. Hizo una película con el que fuera su marido Fernando Fernán Gómez. “Era una película de culto, siempre nos llevamos bien”, recuerda la artista. “No recuerdo por qué nos separamos, no fui a por tabaco, nos separamos”, asegura. María Dolores nunca ha tenido malas palabras hacia él: “Era un hombre y director genial”.
Cuando María Dolores estaba en México un hombre enloqueció por ella, pero ella no quiso nada. “No me di cuenta que lo que tuviera por mí fuese una pasión”. Fue un incidente lo que la hizo alejarse de él. “Mató unos pichoncitos y no quise saber nada más de ese señor”.
Así es la dama de la canción
“He sido muy sencilla y humilde y la vida me ha proporcionado éxitos y amigos, he vivido de lo que me gusta y doy gracias a la vida también”, reconoce.
Ha vivido mucho sobre todo en México y se sentía tan mexicana como española. Allí una segunda familia y ha conocido a todos los grandes y los ha cantado pero el que más se ha quedado en el corazón es José Alfredo, que fueron muy amigos y murió muy joven.
“Fui a un colegio laico y cuando mi padre muere me llevaron a las monjas y fui muy feliz”, recuerda. María Dolores ha crecido en una familia culta y libre que además tuvieron que sufrir por sus ideas. “Cuando falleció mi madre, me desperté y mi madre estaba sentada a los pies de la cama, se elevó y se fue, llamé a mi hermano aterrada y él me dijo ¿Te ha visitado mamá? A mí también”, rememora. “Estábamos muy unidas. A lo mejor hay un Dios pero sin infiernos, un Dios generoso. No hemos venido a fabricar un muerto”.