Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, Aldeas Infantiles SOS recuerda la importancia de visibilizar el suicidio, segunda causa de muerte en adolescentes y jóvenes, y atender a las señales de niños y jóvenes que indiquen que podemos estar ante un problema de salud mental.
‘Detrás de la tristeza. Claves para visibilizar, entender y prevenir el suicidio adolescente y juvenil’ es el informe elaborado por la organización de atención directa a la infancia en el que estudia los factores de riesgo, detalla formas de prevención, expone testimonios y explica las carencias del sistema para abordar este problema.
Algunos factores de riesgo del suicidio en adolescentes y jóvenes son el acoso escolar y el ciberacoso o las experiencias traumáticas como el maltrato o el abuso sexual, pero también lo es el vacío existencial que muchos chicos y chicas sienten a raíz de factores como la desconexión emocional, el aislamiento social, la soledad no deseada y el sentimiento de desarraigo, exacerbados en ocasiones por la presión generada por las redes sociales. Es por esto que la organización recoge en su informe las herramientas que considera fundamentales para detectar problemas en la salud mental y poder intervenir a tiempo.
En primer lugar, Aldeas Infantiles SOS destaca la importancia de que las familias faciliten un entorno de confianza y de escucha activa que les haga hablar directamente sobre cómo se sienten, pero también que estas atiendan a señales como por ejemplo la pérdida de interés del niño o niña en sus actividades o cambios en sus estados de ánimo.
Javier, de 52 años, ha compartido su experiencia con la organización y remarca que para salir adelante “es fundamental sentirte escuchado”. El sobreviviente señala también que, en esos momentos, estás incapacitado: “No sabes qué hacer, necesitas que te acompañen. Necesitas que tu entorno se ponga en marcha, te diga, venga, vamos al psiquiatra”. Pero Javier insiste: “Esa sensación de que no puedes salir de ahí no es verdad. Todos los problemas son transitorios. Hay que tener paciencia, confiar en el psicólogo o el psiquiatra, pero se puede salir”.
En este contexto, Aldeas Infantiles SOS señala que el sistema sanitario en España tiene carencias, evidenciadas por la escasez de recursos y personal especializado en salud mental en los centros. La falta de psicólogos y psiquiatras en comparación con otros países europeos provoca largas esperas, lo que dificulta la detección temprana y la intervención en casos de riesgo. Por ello, creen que se necesita ampliar recursos y personal sanitario para priorizar el cuidado de la salud mental de niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
La prevención del suicidio requiere también un enfoque integral y enfatiza por ello la necesidad de capacitar a los centros educativos para prestar ayuda a los niños y jóvenes creando un espacio donde puedan sentirse escuchados y valorados. Los centros educativos tienen que contar, además, con redes de apoyo especializadas que puedan asesorarlos.
Además, la organización considera crucial el papel que desempeñan los medios de comunicación. Señala que los periodistas tienen el poder de dar a conocer historias de superación a los niños, niñas y jóvenes para que estos conecten con las herramientas de ayuda necesarias. Por ello, es importante que los profesionales de la información reciban formación específica para tratar estos temas con rigurosidad y sensibilidad, lo que incluye evitar dar detalles específicos del método o el lugar del suicidio, ya que esto podría generar un efecto de imitación.
La organización considera prioritario el cuidado de la salud mental de niños, niñas, adolescentes y jóvenes con quienes trabaja. Para ello, ofrece atención psicológica individual y terapia familiar, poniendo siempre el foco en la prevención, la detección de factores de riesgo que puedan desencadenar enfermedades mentales o ideación suicida, y la intervención temprana. Sin embargo, recuerdan la necesidad del trabajo conjunto y la implicación de todos los ámbitos de la sociedad para que las personas afectadas por esta problemática, especialmente los niños, niñas y adolescentes, reciban los apoyos necesarios para superarla.